Nuestro Paraíso. Un rincón del Edén.
Fresca agua cristalina proveniente de manantiales cordilleranos, que sacia la sed y limpia el cuerpo en garantizados trescientos cincuenta asoleados días del año, un cielo límpido y azul de día que se transforma en un manto estrellado en la noche, con vista obligada a las lejanas galaxias y al movimiento de los satélites; la luna, farol de los enamorados, que permite ver la silueta de los acuarelados cerros que lo rodean, alumbrando los sinuosos senderos del caminante de las tropas ancestrales y del visitante motorizado actual; el rico y fértil valle que provee de verduras y frutas, con el distintivo aroma a tierra labrada, mojada, preñada, mezclándose con el...